¿Qué chiste odias que no se te haya ocurrido a ti?
No soy muy de odiar chistes. ¡Pobrecitos chistes! Incluso los que no me hacen gracia tienen derecho a existir. Si de mí dependiese preservarlos o eliminarlos, sería el Oskar Schindler de los chistes.
Pero cuando diez mil personas en Twitter hacen exactamente el mismo chiste sobre el mismo tema, entonces ya no es chiste: Es una plaga. La delgada línea que separa a un chiste de una cucaracha.
¿Cuál es tu sketch, escena o especial de comedia preferido y por qué?
Hay un sketch de Faemino y Cansado en el que narran una visita al dentista invirtiendo los roles: El paciente va con actitud chulesca, amenazadora y el dentista es el que tiene miedo. Es desternillante y al mismo tiempo precioso, porque creo que el humor suele consistir en eso, en un antídoto contra los miedos más arraigados.
¿Te has arrepentido alguna vez de algún chiste?
No recuerdo haberme arrepentido de ninguno, pero en ocasiones contemplo con ternura condescendiente algunos chistes del «Juanjo del pasado», ése que a veces soltada barbaridades para escandalizar por el simple hecho de escandalizar. No me disgusta el humor que cuya meta es sólo escandalizar, pero a día de hoy me parece la adolescencia del humor: Algo tierno y naif.
¿Recuerdas en qué momento de tu vida te diste cuenta de que te querías dedicar a esto?
Viendo en el cine la película «12 monos» de Terry Gilliam. Entramos en la sala justo después de rodar nuestro primer cortometraje y, por primera vez, fuimos conscientes del esfuerzo que había detrás de cada plano.
¿Cuántos años tardaste en empezar a ganarte la vida con la comedia? ¿Fue algo gradual o tuviste que saltar al vacío?
A los 28 años, a punto de cumplir los 29. Hasta entonces había escrito comedia, terror, thriller… pero no lograba «ganarme la vida con ello». Entonces, ya desesperado, hice una prueba de guión para «Vaya Semanita» y me llamaron al día siguiente de enviarla. El salto al vacío fue tener sólo 3 días para irme a vivir a Donosti. ¡Qué vistas! ¡Qué marco incomparable! ¡Qué pintxos! ¡Qué puta lluvia!
¿Nos puedes poner una fotografía o pantallazo de tu bloc de notas o de algún setlist de algún espectáculo?
Desde hace algunos años apunto las ideas en el bloc de notas del móvil. La mayoría se pierden cuando hago limpieza o cuando cambio de teléfono. He encontrado un archivo de 2019 que sobrevivió a la purga. En él hay anotadas algunas cosas ni recuerdo qué significan. Adjunto un pantallazo.

Una lección de comedia que aprendiste por las malas.
Hay trabajos donde te piden las ideas al peso, en plan: «Propón una lista de 40 premisas y de ahí elegiremos las que queremos que desarrolles». En esos casos, no cedas a la tentación de incluir ideas flojas de relleno, porque es habitual que esas ideas especialmente mediocres por las que tú jamás apostarías sean precisamente las que más gusten a tus jefes o clientes, y al final te obligarán a desarrollarlas. Es mejor entregar menos ideas, pero estar más convencido de ellas.
¿Tienes alguna máxima que repitas una y otra vez o que te digas a ti mismo?
En un mundo en el que existe gente que menosprecia a Spielberg, no hay leyes sagradas escritas en piedra.
Qué libro de comedia recomiendas:
Gran parte de mi experiencia en comedia ha sido escribiendo sketches, así que recomiendo el libro más completo que he leído sobre ese tema: «Cómo tener éxito escribiendo sketches» de Fernando Erre. Un libro que, curiosamente, trata sobre cómo tener éxito escribiendo sketches.
Si te cae bien Juanjo, puedes ver su mítico curso ‘El fracaso y el oficio de guionista‘.
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