Una breve historia del cine clásico solo puede comenzar a finales del siglo XX. En la década del 28 de diciembre de 1895, los hermanos Lumiere inventaban el cine. Lo inventaron aquella misma mañana y para el mediodía ya estaban vendiendo proyectores en el Media Markt. Thomas Alva Eddie Song estaba en ese mismo momento robDISEÑANDO su propio proyector de cine. Siempre ha existido mucha controversia sobre la verdadera paternidad del invento. Si le preguntas a un americano te dirá que el inventor fue Eddie Song. Si le preguntas a un francés te dirá que fueron los Lumiere, pero también es cierto que ya son ganas de entablar conversación con un francés.

En un principio el sonido no existía, no sabemos si solamente en el cine o en general (no hay documentación al respecto), así que se optó por explotar el cine del género charlot. Fue un tremendo éxito. Sin embargo la gente no tardó en cansarse de leer las cartelas con los escasos diálogos que tenían. No habían ido al cine a leer. Como ellos mismos decían eran cinéfilos, no literatúfilos. La llegada del sonido al cine supuso una revolución. Charlot aprovechó para rodar una película de Hitler muy buena para que la gente en el futuro solo viera el discurso del final en Youtube y poco más. Como cualquier twittero sabe, la llegada el cine sonoro supuso que Franco inventara el doblaje, para que no aprendiéramos inglés.
Fueron muchas las obras maestras que se hicieron en aquella época, directores como Michael Curtis o Ciudadano Caine llegaron a lo más alto. Pero no todo eran buenas películas, también se hacían comedias. “Casa Blanca” (House White, 1942) fue una de las películas más representativas de la época. Rodada en blanco y negro a petición expresa de su director para que, en sus propias palabras, «parezca de cine clásico» Casa Blanca se convirtió en un éxito de taquilla. Humprey Bogart y Ingmar Bergman protagonizaban el romance que marcaría a toda una generación. Casa Blanca era básicamente como El Diario de Noa pero escrita por gente que había conseguido terminar la ESO. El éxito de Casa Blanca propició que todos los estudios decidieran invertir en hacer cine clásico. Así llegaron títulos apasionantes como “El tercer hombre”, “El cuarto poder” o “El quinto elemento”.
Aunque hoy día se trata de un título más o menos desconocido y que solo nos suena a los más cinéfilos del lugar, una de las mayores superproducciones del cine clásico fue una película titulada “Lo que el viento se llevó” (What the wind carried with him, 1939). Esta superproducción de James Cameron revolucionó el mundo del cine por su espectacular uso del color y del 3D. La película narraba el mal rato que pasan por amor los esclavistas millonarios.
Pero sin duda uno de los directores de mayor éxito de la época fue el austriaco Alfred Hitchcock. Aunque en Europa no consiguió despuntar, cuando se mudó a Hollywood encadenó una obra maestra con otra. Cintas inolvidables como Rebeca (Little Jacket for the Intertime, 1940), Con la muerte en los talones (With the death in the talons, 1959), El hombre que sabía demasiado (The twitterer, 1956) o Naufragos (Tomhankses, 1944). Lo cierto es que sus películas no fueron grandes éxitos de taquilla (algo que Hitchcock siempre achacó a la pandemia) pero encontraron su público en el circuito del videoclub.
Pero todo lo bueno se acaba y el cine de género clásico tuvo que dejar paso al nuevo cine que vendría. Quizás no peor ni distinto, pero clara e indudablemente posterior.
Si este apabullante torrente de datos en una breve historia del cine clásico te ha sabido a poco, el Maestro Andrés Trasado también comparte muchos más conocimientos en su curso «Historia de la comedia en el cine», exclusivo para estudiantes de La Llama School.
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